Medicina natural, actualidad y economía

Tema de actualidad. Los colegios profesionales, la colegiación obligatoria y la ética profesional

 

Interesante debate y análisis se ha presentado ante la opinión pública este último tiempo sobre los Colegios Profesionales como también especialmente en el resguardo de la ética profesional.

El tema me parece tremendamente importante y me llama especialmente la atención la opinión de distinguidos juristas miembros de la Corte Suprema, quienes son partidarios de la colegiatura obligatoria de los abogados.

Sin dudas el Colegio de Abogados es todavía un Colegio profesional poderoso y de amplia proporción de los abogados que ejercen en Chile son colegiados. Posiblemente la Corte Suprema ha contribuido a ello.

Ha sido interesante la relación de la Corte Suprema en Chile con la carrera de la abogacía. Puede llamar la atención que el abogado que se recibe deba hacer su juramento ante la Corte Suprema previo a su ejercicio profesional.

El tema de la ética profesional ha tomado este último tiempo bastante importancia. Una manifestación de ello ha sido el otorgamiento de licencias por enfermedad para los efectos previsionales, en que un grupo de médicos los otorgan en primacía y existe seria sospecha que son licencias alejadas de la ética profesional; a lo menos uno de ellos ha sido expulsado del Colegio Médico de Chile, pero sigue ejerciendo su profesión y otorgando o vendiendo un número importante licencias.

El tema de las licencias médicas irregulares es de especial preocupación de las ISAPRES. Ello significa pagos importantes que no se justifican y en cierto modo encarecen otras prestaciones que entregan esas empresas a los clientes que atienden. También ello repercute en los que están en FONASA, en alta proporción de imponentes en ese sistema, a los que a menudo les rechazan sus licencias o demoran en entregárselas. Además daña a la empresa o al servicio donde el empleado se desempeña.

Varios Colegios Profesionales actualmente están seriamente debilitados. Muchos de sus profesionales se han alejado de ellos y, de los nuevos que entran al ejercicio de la profesión, una alta proporción no se colegia. Ello sin duda debe haber influido en el aumento del incumplimiento de la ética profesional.

La ética profesional es importante en todas las profesiones, pero en algunas, posiblemente sea más importante, como en el caso de las profesiones de la salud, y en especial en médicos.

Es interesante hacer algunos análisis históricos del nacimiento de los Colegios en la antigua democracia y cómo ellos se debilitaron durante la Dictadura cívico militar iniciada en 1973. A ese tema haré referencia en un nuevo artículo.

Anteriormente un Colegio debía iniciarse por una ley y solo podía existir un Colegio para cada orden. La constitución de 1980 alteró seriamente ese sistema.

Yo pertenezco a dos colegios profesionales, debido a tener dos profesiones, la de Ingeniero Agrónomo y la de Ingeniero Comercial, ambos títulos de la Universidad de Chile y de considerar la obligación profesional y ética de participar en estas instituciones. Por los años de profesión y de cumplir requisitos establecidos en esas instituciones, soy miembro Honorario del Colegio de Ingenieros Agrónomos y miembro Vitalicio del Colegio de Ingenieros.

En ambos colegios he tenido bastante participación. Espero en un próximo artículo hacer referencia a mis experiencias y actividades en ambas órdenes; pienso que puede ser útil hacerlo. Ambos colegios se encuentran bastante debilitados.

En la prensa que reviso diariamente he visto cartas de profesionales, especialmente de abogados, sobre el tema; unos defendiendo la colegiatura obligatoria y otros rechazándola.

Mucho me llamó la atención el principal artículo editorial de El Mercurio de Santiago del sábado 11 de diciembre recién pasado que se titula “Colegiatura obligatoria”. En el centro de su texto  se destacan estas palabras: “Además de suprimir libertades, dotaría a estos gremios de un poder susceptible de abusos y conflictos de inter{es”

A mí me extraña que este tan importante diario tenga esta posición tan absoluta y distante de lo manifestado por destacados miembros de la Corte Suprema.

Merece a mi juicio hacer un serio análisis de los contenidos de ese editorial. Mi intención es hacerlo más adelante.

Por ahora me ha parecido conveniente presentar este editorial y hacer breves comentarios

 

En artículo editorial se titula “Colegiatura obligatoria”. Presento a continuación su texto.

Como parte de la revisión de instituciones a la  que ha conducido la redacción de la nueva Constitución se ha puesto nuevamente en discusión la colegiatura obligatoria para el ejerció de las diferentes profesiones. De acuerdo con esa iniciativa, las asociaciones gremiales resultantes obligarían a quienes quieran ejercer su profesión a pertenecer a ellas, pagando las cuotas respectivas y sometiendo su actividad al control de sus comités de ética. Adicionalmente, sus dirigentes podrían arrogarse la representación del gremio en su conjunto, pues la obligatoriedad llevaría, de manera forzada, el número de asociados al máximo posible, con independencia del nivel de participación que ellos hayan tenido en su elección.

     Esto último conduce a su politización, como ocurrió durante el periodo en que la colegiatura era obligatoria, hasta comienzo de la década de 1980. Esto trae como consecuencia, el desinterés de una parte de sus asociados para participar activamente en la vida gremial, aunque sigan obligados a cotizar. Las recientes declaraciones de algunos colegios profesionales, anunciando su apoyo a un candidato presidencial específico para la segunda vuelta, confirman cómo la tendencia a la politización sigue vigente, aunque su impacto dependa de la representatividad que ese gremio haya alcanzado. Si sus dirigentes no hacen esfuerzos para atraer a sus profesionales y estos pueden escoger no pertenecer a ellos, las actuaciones de ese colegio solo representará a la fracción que lo haga, de ahí que la colegiatura obligatoria, al obviar ese problema, se haga tan atractiva para quienes aspiran a dirigirlos

     Además de suprimir libertades, dotaría a estos gremios de un poder susceptible de abusos i conflictos de interés.

     También se ha invocado como argumento en este debate el que la certificación  del grado de académico, que avala los estudios adquiridos, y la habilitación para ejercer la profesión que esos estudios permiten son asuntos distintos. Que el grado académico lo otorguen las universidades no genera dudas, pues son instituciones organizadas especialmente para ello. Pero entregar la habilitación – en definitiva, la facultad de decidir quiénes pueden ejercer una determinada – al colegio profesional respectivo supone dotar a estos de un grado de poder que fácilmente puede derivar en abusos y conflicto de interés. Las conductas de actuales dirigencias de algunos de estos colegios muestran que esta aprensión dista de ser infundada.

     En fin, suele plantearse como justificación para la obligatoriedad de la colegiatura la necesidad de un mejor control ético de la respectiva actividad, por estimarse que el desempeño de los tribunales de justicia en la resolución de estos asuntos no habría sido eficaz. Por cierto, cabe evaluar ese desempeño y si efectivamente existen mejores formas institucionales para abordar tal problemática. Con todo, el camino para prevenir eventuales actos impropios en el ejercicio de una profesión no puede ser el de simplemente y a priori cancelar libertades esenciales en una sociedad abierta, como son las libertades de asociación y de trabajo.

 

Breve comentario personal. Reitero que me parece extraño que la Dirección de este diario se muestre en forma tan absoluta a favor de la situación hoy existente de los colegios profesionales,  y calificados de AG (Asociación Gremial), y en forma indirecta en contra del antiguo sistema de creación de un colegio profesional a base de una ley específica de la Nación. Actualmente se crean solo a base de un decreto. Antes solo podía existir un colegio por profesión, ahora pueden crearse más de uno.

Debo además señalar que en el pasado no era en todos los colegios la obligación de estar colegiado para ejercer la profesión. En algunos había obligación de estarlo para desempeñarse en determinadas actividades.

Concuerdo con la crítica del editorial a algunos colegios que se manifiestan a favor de determinados candidatos políticos. Un colegio profesional no debiera tener posiciones en políticas partidistas entre esas razones porque seguramente hay miembros de otras posiciones ideológicas.

Si considero que un colegio puede o debe manifestarse en políticas de otra naturaleza como las de desarrollo. En ingles hay dos términos de política escritos en forma distinta; ellos son policy y polity. En otra ocasión me referiré algo más a este tema.

Reitero que seguiré publicando artículos relacionados con los colegios profesionales; pienso que es una obligación hacerlo.

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