Medicina natural, actualidad y economía

Tema inicial sobre el análisis de la gran crisis económica y social que enfrenta Chile

 

Antes de que llegara la pandemia a Chile, el país enfrentaba una seria y profunda crisis sociopolítica, que se agudizaba con una sequía que se nos ha hecho presente ya por varios años. Con la pandemia la situación se ha agravado muy seriamente.

Muchos pensaban que el país marchaba muy bien ya que teníamos un manifiesto crecimiento económico y sin inflación. Los índices de empleo se manifestaban favorables por la metodología que se sigue para establecerlos. Al que trabaja una hora en la última semana de la encuesta se le considera ocupado. El desempleo considerado es más bien la cesantía, personas que han perdido su trabajo formal y están buscado trabajo; mucho de eso se da en determinadas actividades como son las de la construcción.

Los índices generales de precios aumentaban levemente, dentro de los límites deseados. Sobre el tema hubo una profunda preocupación con resultados positivos del Banco Central.

La mayoría de los economistas, que influyen en el Gobierno desde hace bastantes años, desde el periodo del Gobierno Militar hasta ahora, están muy ligados al neoliberalismo y al monetarismo, como también a la globalización y a acuerdos bilaterales que rebajan o eliminan aranceles a las importaciones.

Pocos considerábamos que enfrentamos serios problemas económicos y sociales, que tendían a agravarse.

Yo he insistido en problemas como la desaparición en nuestro país de la planificación del desarrollo, que debe descansar en un permanente diagnóstico de la situación social y económica existente, de conocer sus causas y elaborar las prognosis, es decir determinar cómo se proyecta la situación existente a futuro si no se toman las medidas adecuadas. La planificación debe pretender que el país se dirija a una situación deseada o imagen objetivo, lo que deseamos lograr a una fecha futura.

El desarrollo socio económico de una país debe pretender cuatro grandes objetivos interrelacionados: 1.Crecimiento económico; 2. Justa distribución de los beneficios de ese crecimiento; 3. Estabilidad y sustentabilidad, y 4. Pleno empleo.

Si analizamos esos objetivos en lo sucedido en Chile en los últimos 30 años, vemos que ellos como conjunto no se cumplen. Hemos tenido un importante crecimiento económico pero una muy desigual distribución del ingreso. Esas desigualdades pueden transformarse en crisis, explosiones repentinas, como la que se nos hizo presente en octubre del 2019 y que continúan a futuro.

Son muchas las desigualdades asociadas a la distribución del ingreso; baste mencionar dos sectores, los de salud y los de educación. A esas dos, podemos mencionar la crisis en el tema de la vivienda, que motiva tomas ilegales de terrenos e incluso de viviendas y la reaparición del desarrollo de los llamados campamentos. La contaminación es notoria, basta mencionar el tema de los vertederos y las zonas llamadas de sacrificio.

Un caso que impresiona es el de Tiltil con sus vertederos no solo de basuras sino que de otros productos más contaminantes. Vertederos oficiales y clandestinos golpean a poblaciones de otros sectores; oficiales son el de Santa Marta y de Rinconada de Maipú, actividades tremendamente rentables, lo que favorece sus establecimientos y sus ampliaciones en oscuros procesos; además las autoridades de turno no tiene otra posibilidad que autorizar sus funcionamientos y sus ampliaciones, porque no hay donde acumular y tratar a las basuras y otros contaminantes.

A pesar del funcionamientos de estos verteros, basuras y otros desechos se acumulan en diferentes lugares y en verdaderos verteros clandestinos, algunos de los cuales incluso tienen cobros totalmente irregulares. Algunos de ellos generan problemas más allá de la contaminación, como casos de riesgos de derrumbes de terrenos.

De actualidad está el tema de haber recibido Chile desechos generadores de peligrosa contaminaciones, al parecer con la generación de ingresos para aquellos que han participado en facilitar estos ingresos contaminantes de manifiesta gravedad.

Unas noticias desde Iquique que no ha pocos nos han impactado es las de las importaciones de ropa usada traídas en fardos, que de ellos se aprovecha una baja proporción y el resto va a vertederos clandestino a donde recurre población a aprovechar algunos desechos ya sea para uso familiar o para comercializarlos informalmente. Extraído todo ello, quedan restos que terminan incinerados  generando otros tipos de contaminaciones. La autoridad por distintas y algunas extrañas razones no actúa contra la generación de esos nefastos problemas.

Tema aparte para otro capítulo es el de cómo estas importaciones de ropa usada y de ropa nueva han dañado la producción nacional y han eliminado una importante fuente de ocupación formal de la fuerza de trabajo femenina.

Volviendo al tema del tratamiento de estos desechos nacionales, este debe iniciarse desde la fuente misma de la generación de ellos, como su fraccionamiento en los hogares y en otras fuentes de origen para facilitar los reciclajes. Estos procesos se deben expandir y además tratar los residuos no reciclables en otros destinos no contaminantes.

Debiera haber modelos de tratamientos para lugares urbanos de distintos tamaños y de diferentes características de sus desechos.

El país requiere de una política de Estado para el tratamiento de las basuras y de otros desechos como existen en países desarrollados. Para ello debiéramos llegar a crear un plan nacional de vertederos; pero caben las preguntas quien lo establece y cómo se lleva adelante su ejecución.

Existen los procesos que permiten corregir totalmente las contaminaciones, para ello se requiere de un gran programa nacional, como otros que han existido en el pasado especialmente  en salud y educación. Se requiere para llevarlo a cabo, disponer de una institucionalidad especial.

Estoy seguro que si hoy existiera la CORFO de la antigua democracia, este tema ya estaría abordado.

Algo parecido tenemos como problema en la contaminación de aguas interiores y marinas, como también del aire.

Es impactante cómo se les altera la forma de vida a pobladores de sectores determinados. Recuerdo en el caso de Tiltil, cómo se le recomienda a hogares que duerman de noche con sus ventanas cerradas. Además hay constancia de contaminación de las aguas subterráneas, parte ellas que eran usadas a base de pozos y elevaciones para uso doméstico y dentro de este para bebida.

Cómo se transformó la zona de Quinteros, Ventanas y Puchuncaví, donde dominaban en el pasado las actividades agrícolas y de turismo, hoy afectada muy seriamente con las contaminaciones provenientes principalmente de plantas refinadoras.

Cómo debe haber afectado a la agricultura dinámica el vertedero de Santa Marta de la Región Metropolitana, con la contaminación del aire y posiblemente de las aguas superficiales y subterráneas. Una parte importante de esa agricultura afectada es de exportación.

Uno de los problemas más serios que enfrenta nuestro país es el del empleo. Otro muy importante ha sido la carencia de una política cambiaria para un país tan relacionado con los mercados externos y cada vez con mayor dependencia de él. El valor de la divisa demuestra una alta correlación con el precio internacional del cobre, producto agotable.

Estos dos temas merecen artículos especiales.

Cada día se tiene mayor presencia del empleo o trabajo informal que en algunas ocasiones termina en violencia como en el de la lucha por el espacio donde establecerse el vendedor callejero, lucha tanto entre ellos mismos como entre ellos y los representantes de las autoridades. Un pequeño ejemplo pero muy significativo es el de los vendedores clandestinos en el Metro, que los vigilantes de él no son capaces de controlar. Hace pocos días algunos de esos guardias han sido hasta atacados con arma blanca por esos seres humanos que buscan un espacio para ejercer quizá esa única posibilidad de trabajo que no sea el comercio clandestino de la droga o la delincuencia de hurto o de robo con violencia.

En mi opinión, lo que más le hace falta a Chile es la planificación de de su desarrollo, para ello disponer de un sistema nacional de planificación y con planificaciones sectoriales y regionales.

Ese sistema debe ser principalmente asesor, que recomiende políticas que conduzcan al logro de objetivos y metas políticamente preestablecidas.

Otros dos temas creo que merecen especial atención son las políticas de salud y de educación, que en el pasado llegaron a constituir dos grandes sistemas nacionales a cargo principalmente de los dos ministerios respectivos, los de Salud y Educación. Fueron los sistemas nacionales de esas dos actividades sociales tan importantes.

Sobre estos temas me referiré en forma algo más amplia en próximos artículos.

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