El editorial segundo de El Mercurio del 30 de mayo de 2007, nuevamente refleja la línea de este diario en contra de políticas que contribuyan a la estabilidad de la economía y a una consiguiente mejor distribución de los ingresos. Se refiere especialmente a medidas que piensa tomar el Gobierno para evitar los efectos dañinos a la agricultura chilena derivados de la eliminación de las bandas de precios de productos agrícolas. Defiende sin duda que todo se resuelva vía mercado, a través de los precios. Señala que no se vuelva a los resabios proteccionistas. Reconoce sí, que hay paralelos proteccionistas en el mundo (se debe entender que en muchos países se protege a la agricultura).
Debe tenerse presente que las inestabilidades siempre perjudican más a los más débiles y favorece a los que tienen más poder. Con las inestabilidades se generan o incrementan riquezas en unos pocos, que disponen de mayor información y tienen más recursos para sacar provecho de ellas.
A continuación incluyo en este artículo, el editorial en referencia, para hacer después algunos comentarios.
Resabios proteccionista Editorial de El Mercurio del 30 de mayo de 2007
«Las cláusulas de salvaguardia, sobretasas, prohibiciones y aranceles con que se propone reemplazar las bandas de precios, objetadas por otros países y por organismos internacionales para el libre comercio, son prácticas proteccionistas que Chile debiera dejar a un lado para cumplir con su política a favor del libre comercio y de no discriminación. Ésta ha significado un notable avance en el país en los pasados 30 años, al mejorar la asignación de los recursos que antes se dirigían a áreas productivas sin ventajas comparativas y que, por tanto, no contribuían a maximizar el producto, el empleo, el ingreso y el bienestar de los chilenos, en particular de los sectores populares. Éstos fueron históricamente castigados por la políticas proteccionista, que dañaba en especial al agro, la pesca, la actividad forestal, la minera y ciertas áreas industriales no tradicionales».
«El agro chileno podría recibir un nuevo impulso con planes coherentes de apoyo»
«Precisamente el rubro agropecuario ha tenido en ese mismo período un progreso enorme, que se debe directamente al libre comercio. Baste comparar lo que él era hasta 1975 y lo que es hoy. Siendo así, no procede la insistencia de la autoridad en variados proteccionismos. Es ésa una política en extremo regresiva, aunque tiene paralelos en el plano mundial, ya que el beneficio al grupo de productores se percibe con claridad, pero no ocurre lo mismo con los costos de los precios altos, que se difunden en toda la comunidad. La agricultura chilena recibirá un nuevo impulso si, con planes coherentes de apoyo, se pusieran fin a los resabios proteccionistas. Eso promovería la eficiencia, pues llevaría a los productores, por la mayor competencia a reducir los costos y reasignar los recursos hacia los productos de mayor valor agregado, que generarían más ingresos para todos. Este ajuste en el agro impulsaría cultivos no tradicionales, tales como forestales, praderas ganaderas mejoradas o nuevos productos exportables. Deberían expandirse los programas de conversión de la agricultura tradicional, financiando el uso del fertilizantes en praderas ganaderas, así como aquellos que generan un ingreso estable a los pequeños agricultores que plantan bosques».
Aquí termina el editorial
Sobre el contenido de este editorial habría mucho que escribir, pero por lo menos convendría insistir por ahora en unos pocos temas:
1. Las bandas de precios no son proteccionistas sino que contribuyen a reducir las inestabilidades, tan necesarias para que las actividades beneficiadas tengan menos inestabilidad, lo que contribuye en el tiempo al mejoramiento de la productividad, con lo que a la larga se favorece tanto a los productores como a los consumidores. Debe recordarse lo que señalaba en artículo anterior que las bandas permiten seguir las tendencias de los precios internacionales, pero impiden las variaciones extremas.
2. Si el Gobierno recurre a estos llamados «resabios proteccionistas», es por el rechazo de la OMC a las bandas de precios del trigo y de la harina, pero que sin embargo esa organización internacional tolera esos «resabios» mantenidos por el mundo desarrollado.
3. Hay muchas razones que justifican que la agricultura como sector productivo tenga proteccionismo. Sería largo darlas en este artículo. Sus justificaciones seguramente son de peso, ya que muchos países, especialmente los más desarrollados, protegen a su agricultura.
4. Los mercados internacionales en muchos rubros son imperfectos, pero en donde más lo son es en una gama importante de productos agrícolas, como los cereales en general, las oleaginosas, los cultivos azucareros y la leche. Los excedentes agrícolas provenientes del proteccionismo de grandes países desarrollados, alteran los mercados internacionales, muy afectados por las existencias y la evolución de tales excedentes.
5 No es tan cierto lo del éxito de las políticas agrícolas y económicas propiciadas por editorialistas de El Mercurio. No debe olvidarse la fuerte recesión económica en la que entró Chile a raíz de la congelación del dólar por casi tres años en $ 39, que uno de sus editorialista defendía que fuera por lo menos por 10 años, el mismo que era partidario de levantar la Línea 2 del Metro y de decir que si ellos hubieran sido gobierno, no habrían construido la Línea 1. Esa larga congelación de la divisa afectó seriamente también a la agricultura chilena, eso fue a los comienzos de los años 80.
Muchos economistas teóricos están lejos de conocer las realidades agrícolas. Eso es una lástima.
En un próximo artículo haré referencia a por qué la agricultura requiere protección y de eso están conscientes los países desarrollados.