Error es pretender enfrentar la tarea a base fundamentalmente de la política monetaria y más estrictamente descansando en la tasa de interés al que presta el banco emisor principalmente a la banca comercial. Se ha llegado a una tasa anual nominal del 0,5%, muy inferior a la tasa de inflación que es del orden del 3%, lo que motiva que presta a una tasa real negativa superior al 2%.
La política monetaria puede funcionar relativamente bien en una situación nacional normal. Se desarrolló con fuerza en muchos países por las altas tasas de inflación derivadas de emisiones excesivas de los bancos centrales para cubrir principalmente los déficits fiscales en parte importante por las empresas estatales de generación de servicios y las políticas de tarifas que no cubrían sus costos.
Descansar básicamente en la política monetaria no resulta del todo bien, y menos en situaciones extremas. En la historia económica se tienen muchas experiencias al respecto.
Por otra parte, tasas tan bajas desalientan el ahorro y fomentan el endeudamiento, que pueden dañar mucho cuando los niveles de las tasa de interés de las deudas se normalicen.
Cuando las inversiones se hacen riesgosas, las empresas no harán inversiones aunque los intereses de los préstamos sean muy bajos e incluso negativos, por el riesgo para la empresa de tener bajas rentabilidades, pérdidas e incluso de quebrar. Cuando las perspectivas son muy buenas, aun con intereses altos, los empresarios van a invertir.
Debe tenerse presente que la Constitución actual prohíbe que el Banco Central preste al Gobierno salvo por temor de guerra o guerra. Pero los economistas que han dirigido el Banco en momentos de necesidad han empleado ciertos resquicios que permiten obtener al Gobierno en forma indirecta dineros provenientes del banco emisor, posiblemente con costos mayores de lo que sería un préstamo directo y con demoras también mayores. Son operaciones complejas y con falta de flexibilidad y rapidez, además de poderse considerarse inconstitucionales; a mi juicio éticamente son inconstitucionales.
En mi opinión he planteado desde hace años que frente a grandes calamidades, el Banco central debería poder prestar al Gobierno. Podría pensarse que ello tendría igual o mayor importancia, por ejemplo, que frente a una guerra o a un temor de guerra.
Volviendo al tema del empleo
Conviene recordar la creación de la CORFO, que tanto contribuyó al desarrollo económico de Chile y a la creación de sólidos empleos. Esta institución pudo nacer gracias al voto de un parlamentario de derecha y a las consecuencias del gran terremoto de 1939 que ocasionó una enorme destrucción, especialmente en el sector industrial de la zona de Concepción. Si no hubiese habido ese fuerte sismo, quizás no se hubiese entonces creado (a lo menos en ese momento).
Pienso que debería empezar a considerarse, frente a la gran crisis actual, reconstituir la CORFO para la reconstrucción especialmente económica de Chile. Esta institución tuvo un muy importante papel en la reconstrucción del país después de los grandes terremotos de 1960. Además la nueva futura CORFO podría contribuir a la reconstitución del sistema de planificación de Chile que se ha hecho tan necesario; hoy incluso no tenemos un buen diagnóstico de la realidad nacional y menos tenemos una prognosis para estimar hacia donde va nuestro país, especialmente en sus más importantes problemas económicos y sociales.
El desarrollo económico está muy relacionado con buenas y fuertes políticas fiscales económicas, que se refieran a los ingresos del fisco, a la tributación, a los gastos e inversiones, e incluso al financiamiento con características especiales a empresas privadas con líneas especiales de crédito. Caso por ejemplo del Banco del Estado, de la antigua CORFO, del Servicio de Cooperación Técnica y la antigua CORVI.
Todo ello debe estar relacionado con la política fiscal, con los ingresos fiscales, la tributación y los gastos e inversiones estatales. También son muy importantes las políticas arancelarias y las cambiarias.
Chile es un importante país para analizar históricamente desde las mejores políticas económicas hasta las más perversas, como las que nos llevaron a la gran crisis de los comienzos de los años 80 y que generó una caída en la actividad económica de una magnitud que no se tenía recuerdos desde comienzos de los años 30 del siglo pasado; esta fue una crisis mundial que mucho afectó a Chile.
Debemos recordar que esa crisis de los años 80 no tuvo características internacionales como la de los 30, si bien es cierto que en parte hubo una o más causas externas que facilitaron el desarrollo de esa gran crisis de los 80, pero ello se debió a las malas políticas que el país llevó adelante, siguiendo los principios del ultraliberalismo promovido por los economistas de la Escuela de Chicago a poco partir de la dictadura militar; una de las causas externas fue la amplia disponibilidad de los petrodólares en la banca privada internacional y que con el modelo impulsado por los Chicago Boys, nos facilitó endeudarnos enormemente con el exterior basado en su principio que la empresa privada sabía lo que hacía y que el endeudamiento nacional con el exterior era preponderantemente privado.
Uno de los planteamientos de ellos a favor de este endeudamiento con el exterior era el aprovechar el ahorro externo, pero lamentablemente de esos recursos venidos de afuera muy poco fue a inversión, sino en gran parte a un endeudamiento interno especialmente gastado en consumo y en sustitución de demanda de productos nacionales.
Una causa muy importante de la crisis de los 80 fue el congelamiento del valor del dólar por tres años en $39. Contribuyó a que se mantuviera e incrementara el endeudamiento privado externo, especialmente el bancario, ya que a los bancos les permitía obtener con el endeudamiento en divisas, convertirla en moneda nacional a intereses más bajos del que se tenía internamente. Además personeros de Gobierno aseguraban que el dólar a $39 se mantendría por lo menos 10 años. A las empresas les convenía más endeudarse en dólares que en moneda nacional.
Cuando el país debió devaluar su moneda, se produjo una gran repercusión económica empresarial y bancaría en una economía que estaba ya tremendamente afectada por la sustitución de producción nacional por productos importados que se obtenían a costos más bajos que los costos nacionales de producción.
Con la crisis a que llegamos, el país tuvo que transformar esa deuda privada en deuda pública para poder llegar a renegociaciones de la deuda externa. Eso nos dejó una lección, la deuda externa privada es también muy importante para la seguridad económica y financiera de un país.
En cuanto a la política arancelaria tendiente a uniformar y rebajar los derechos de aduana y a los acuerdos bilaterales que conducen a establecer que una serie de productos que se importan con aranceles ceros, estas medidas han contribuido a dañar seriamente las actividades de algunos sectores de la economía.
Sumado a lo anterior, la carencia de una positiva política cambiaria, condujo a muy bajos valores de la divisa, consecuencia especialmente del alto valor del cobre. Todo ello condujo a una reducción gravísima de la industria manufacturera, con lo también se llegó a un notable desempleo de mano de obra de las actividades productivas normales. Incluso, lo que parece increíble, hemos llegado al extremo de presenciar continuas y grandes importaciones de ropa usada.
Volviendo a la política monetaria, llegar a tener intereses reales negativos, es tremendamente anormal. Actualmente el que tiene dinero disponible para acumular en ahorros con el fin de hacer inversiones que requieren montos altos de recursos financieros, no logra conseguir depósitos bancarios que a lo menos le permita mantener el valor real, en UF, de sus depósitos con interés cero. Hasta debe aceptar intereses reales negativos. A lo más, los que tenían depósitos en UF actualmente los han podido mantener con nulos intereses, pero lo habitual en los últimos tiempos es no disponer de la posibilidad de conseguir de un ahorro reajustable.
Chile tuvo desde los años 30 un gran fomento al ahorro, especialmente a través de la Caja Nacional de Ahorros, que lo estimuló. Fue muy positivo el fomento del ahorro en los niños, especialmente en los colegios. Inicialmente fue un ahorro no reajustable, que originó desvalorización real de los depósitos.
La Caja Nacional de Ahorros desapareció en el segundo gobierno de Carlos Ibáñez del Campo, con la creación del Banco del Estado nacido de la fusión de la Caja Nacional de Ahorros, con el Instituto de Crédito Industrial y la Caja Agraria, que daba créditos a la agricultura.
Posteriormente este ahorro se hizo reajustable, medida que fue muy positiva. El Banco del Estado otorgaba préstamo a sus ahorrantes considerando la antigüedad de las cuentas y sus saldos para distintos fines como compra de propiedades, compra de muebles e instalaciones en las viviendas, herramientas y equipos para profesionales, etc.
En Chile se llegó a crear una verdadera cultura del ahorro. Llegamos a tener más de 10 millones de cuentas de ahorro, gran parte de ellas a plazo en el Banco del Estado. Lamentablemente todo eso, que incluso se conservó durante la dictadura militar, se destruyó durante la Concertación Nacional, en el Gobierno del socialista de Ricardo Lagos en que el banco estatal inició un cobro de mantención reajustable de las libretas cualquiera que fuese el monto de sus saldos. En un alto porcentaje de ellas las comisiones superaron en su monto a los intereses y reajustes; el banco fue así comiéndose o apropiándose de su capital a los que tenían menores saldos, con ello desaparecieron una alta proporción de ellas y especialmente las de familiares de menores ingresos. Podría considerarse que esto constituyó uno de los impuestos ocultos más regresivos que ha existido en Chile; se puede considerar un impuesto en la medida que era un contribuyente que entregaba dinero de su patrimonio a una empresa del Estado.
Además de sus negativas características de impuestos, tuvieron el perverso resultado de destruir ese capital social, que era el hábito de ahorro de la población desde lo niños hasta los mayores. Fue un esfuerzo exitoso de más de medio siglo cuyo fruto desapareció.
Algunos pocos reclamamos ante la prensa y ante parlamentarios cuando se empezó con el cobro reajustable a las cuentas de ahorro, pero todo ello se mantuvo en el silencio público. Sólo CONADECUS hizo el reclamo formal, pero solo lo hizo para las cuentas vista, que constituían un porcentaje bajo de las cuentas de ahorro, las que más bien eran usadas con las características de una cuenta corriente. No pude conseguir que esta corporación de consumidores incluyera en su demanda lo que era más importante, las cuentas de ahorro a plazo.
Debe dejarse constancia de que mucho le costó a CONADECUS lograr tener éxitos en el juicio contra en Banco del Estado; el triunfo final se debió en grado importante a que el primer Gobierno de Piñera, un gobierno de Derecha, respaldara esta gestión principalmente a través de SERNAC.
Posiblemente para esta institución financiera del Estado, esta mantención del sistema de ahorro reajustable no les era rentable. Coincidió esto con el cambio de presentación pública del nombre de Banco del Estado a Bancoestado.
El Gobierno Militar creó la tradición de que las empresas del Estado deberían ser rentables y así este banco terminó generando la llamada Cuenta RUT, a la que tienen derecho todos los chilenos, cuenta que presta una importante utilidad a parte importante de la población que no tienen posibilidad de tener una cuenta corriente bancaria tradicional que no tiene costos por giros que se hagan siempre que tengan un promedio de saldos que superen cierto monto que es reajustable. El sistema de la Cuenta RUT, cobra al cuentacorrentista un monto por cada giro que supera un límite y tiene otras limitaciones.
Pero este sistema de la Cuenta RUT para ciertas operaciones es de gran utilidad y posiblemente para la crisis actual derivada de la pandemia del COVID-19 sea de extraordinario beneficio; por esas cuentas se puede hacer llegar ayudas financieras a una gran parte de la población. Además muchas empresas le paga a gran parte de sus trabajadores por medio de éste sistema, que es más ágil y más rápido, posiblemente de menor costo para la empresa y ellos pueden estar más defendidos de la delincuencia.
Debe reconocerse al Banco del Estado que tenga sucursales en gran parte del territorio nacional.
Medidas fundamentales sugeridas para enfrentar la grave crisis económica y social que enfrenta Chile
Me parece fundamental establecer que el Banco Central pueda prestar al Gobierno sin mayores limitaciones para la crisis de las características actuales. Ello requeriría modificar la Constitución lo que seguramente se lograría en el Parlamento fácil y rápidamente, aunque exista oposición de algunos sectores políticos de la Derecha y de no pocos economistas muy partidarios del enfoque monetarista.
Se debe tener en cuenta que ahora se ha sabido que se ha usado un método indirecto para que el Banco Central aporte dineros al Gobierno, por un procedimiento que más parece un resquicio constitucional y legal, que aparentemente no agrada a este Gobierno, pero que ha sido usado anteriormente. Ese proceso es más burocrático, de menos flexibilidad y posiblemente de mayor costo que el de préstamos directos al fisco.
Si la Constitución actual lo permite en caso de temor de guerra o de guerra, se puede presumir que el espíritu del constitucionalista está hacer esta excepción en caso de grandes y necesarios recursos que necesitara el Gobierno por causas graves, fuera de lo común.
En mi opinión, estas emisiones no generarían presiones inflacionarias, porque la mayor demanda podría ser fácilmente cubierta con mayor producción con la capacidad productiva que está subutilizada por la falta de demanda como también con mayores importaciones, para lo cual hay recursos. La ligera inflación que se hace actualmente presente en Chile se debe principalmente a la fuerte alza que ha tenido el precio del dólar, es más bien una inflación de costos.
Una consecuencia muy positiva sería dejar que se sigan empleando los recursos considerados en la Ley de Presupuestos, sin reducirlos, de modo de no alterar lo programado, menos aún reducir la intensidad de programas y proyectos en marcha, como también no detener los programas y proyectos que se tenía programado iniciar este año. Muy importante es lo anterior para contribuir a no agudizar el problema del creciente desempleo.
Algunas sugerencias de en qué y cómo actuar para usar los amplios recursos financieros que pudiera disponer el Gobierno proveniente del Banco Central
Tener presente que se nos han presentado tres factores importantes para la fuerte crisis económica-social en que nos encontramos:
La primera es la sequía que ha afectado como nunca se conocía a importantes regiones agrícolas y a población de vida rural, que además de afectarles en la actividad agrícola y ganadera, llega a estar comprometidas en sus disponibilidades locales de agua potable, la que se les debe llevar en volúmenes bastante limitados por las dificultades para hacerlo.
La segunda causa es la explosión social y con características destructivas que ha dañado fuertemente a las zonas urbanas del país, especialmente a la Región Metropolitana. Muchas empresas medianas y pequeñas han sido fuertemente afectadas por las destrucción de sus activos físicos, por los saqueos e incluso incendios y por quedar si actividad productiva generadora de empleo y de ingresos.
El Estado ha sido incapaz de cumplir su obligación de resguardo de la propiedad privada y del normal funcionamiento de la actividad productivas en sectores importantes de las principales ciudades del país. Debemos tener presente que todo esto se hizo sentir antes de que apareciera el coronavirus.
Ya he escrito un artículo sobre las posibles causas del estallido social. No me referiré mayormente a ellas. Pero sin dudas hay una importante cantidad de personas y de familias tremendamente perjudicadas y con pérdida de importante proporción de su patrimonio; gran parte de ello por culpa del Estado que ha sido incapaz de cumplir con sus obligaciones.
El Estado y la sociedad en su conjunto deben dar un apoyo muy especial a ese sector de la sociedad chilena.
Con la presencia y la expansión del coronavirus y las medidas que se han debido tomar para poder superar esta pandemia, un sector mucho más amplio de la sociedad ha sido afectado. Por una parte los trabajadores que han visto reducir sus remuneraciones y muchos otros simplemente han perdido sus empleos. Por otra parte, las empresas de los diferentes tamaños han sido igualmente afectadas.
Algunas expresiones conocidas por la prensa respaldan estas inquietudes.
El Ministro de Economía, Lucas Palacios en El Mercurio del 12 de abril señala
“Tenemos estimaciones que dicen que en los próximos meses podríamos llegar a 100 mil empresas en riesgo de quiebra, pero queremos evitarlo”.
Hay que tener presente que mucho cuesta crear una empresa, mucho demora para estabilizarla y nada cuesta en un poco tiempo que se destruya.
Además las quiebra se van dando en cadena; ellas inicialmente generan pérdidas de empleo, de ingresos, con lo cual se producen efectos en cadena, ya sea con cierre de otras empresa o con reducción de actividades que motivan despidos y reducciones en muchos casos de remuneraciones, a veces pactadas, eliminación de ingresos por comisiones, por horas extraordinarias y por participación en utilidades.
El sector turismo ha sido extraordinariamente afectado y eso más obstáculos al transporte nacional e internacional, tiene en seria situación a las líneas aéreas, desde luego a nacionales e internacionales. Las quiebras de ellas pueden ser desastrosas a futuro. Si bien son empresas poderosas, pueden perder gran parte de su patrimonio. Por ello los gobiernos están considerando ayudarlas; varias de ellas fueron estatales, como los casos de LAN (Chile) y AVIANCA (Colombia).
El Gobierno está tratando de llevar adelante un apoyo a las empresas, apoyo basado en créditos bancarios a bajo interés y con garantía del Estado, lo que contribuye a abaratar su costo por no necesitar seguros y además que se puedan generar créditos a empresas que por su riesgo, la banca privada no estuviera dispuesta a concederles créditos.
El 15 de abril el Ministro de Hacienda declara que “crédito preferencial a grandes empresas es una de las ideas en análisis”; enfatizó que el enfoque sobre evaluación de ayudas será “caso a caso” en grandes compañías que puedan estar en problemas de liquidez y den “muchos empleos”.
Las universidades, especialmente las privadas, han manifestado problemas de financiamiento como consecuencia de la reducción de pagos de aranceles; sus déficits son bastante diferentes entre unas y otras. Fueron empresas que tuvieron gran capacidad de capitalización y ahora entrarían en crisis.
Debe tenerse presente que la banca es posible que aunque quisiese otorgar una gran magnitud de créditos, no tenga la capacidad de otorgar todo lo que se necesita por limitaciones para prestar más allá de ciertos topes. Por ello también habría una justificación a que el Banco Central preste al fisco.
Hay conciencia en el Gobierno de apoyar especialmente a las pequeñas y medianas empresas. Se debiera dar preferencia a las que constituyen los primeros casos críticos generados por los hechos de violencia iniciados en octubre de 2019.
En mi opinión el Gobierno primero las debiera indemnizar por los daños materiales sufridos en sus infraestructuras y sus stocks, descontando lo recuperado por seguros. Además valorar el lucro cesante para indemnizarlos. Para ello sería necesario estudiar cada caso y considerar de qué recursos adicionales posiblemente con créditos preferenciales con garantía del Estado debieran contar estas empresas para poder restablecerse en sus sistemas productivos. Serían valores estimativos a base de supuestos realistas, que bien pueden terminar siendo insuficientes.
Otros tema muy preocupante es el del empleo y de la obtención de ingresos para parte importante de la población. Tener en cuenta que hay mucha población activa en trabajos informales, especialmente en trabajos de ventas callejeras ilegales. Muchos inmigrantes se encuentran en esas actividades. Llegar con ayuda a ellos no es fácil.
Preocupante es la paralización de la construcción y una vez que las obras que estén en proceso, suspendidas temporalmente, se prevé que muchas de las programadas a futuro no se iniciarán, quedando una masa de empleados y obreros con distintas especialidades sin trabajo.
A mediano plazo es muy importante estimular la creación de empresas manufactureras, para lo cual se necesitan tomar una serie de medidas de política económica, como la de encarecer las importaciones y desarrollar un apoyo estatal directo a la recreación de sectores industriales manufactureros.
Una medida que podría ser muy conveniente es recrear la CORFO antigua, que era más una institución de Estado más que una dependiente preferentemente del gobierno de turno, como sucede actualmente y hoy con muchas menos atribuciones que las que tuvo y que tanto contribuyeron al desarrollo económico de Chile, creando empresas públicas, asociándose a empresarios privados, entregando recursos financiero para que empresarios privados creen nuevas empresas o amplíen las existente.
Tener presente cómo han desaparecidos empresas muy importantes como las que existieron en el pasado dentro de las cuales pueden mencionarse los sectores metalmecánico, cuero y calzado, línea blanca, textiles y de la confección, materiales de construcción, automotriz, farmacéutico, etc.
Mucho más se podría analizar para enfrentar la profunda crisis que se avecina; por ningún motivo reducir actividades contempladas en la ley de presupuesto vigentes; no detener obras públicas, por el contrario, deberían ampliarse; estudiar sistemas de financiamientos a empresas de distinto tamaño en que el gobierno les aporte patrimonio y pasen a ser transitoriamente empresas mixtas; crear un gran programa de empleo mínimo que dé trabajo a quien lo solicité; dar un aporte familiar a los hogares que reciban presos con detención domiciliaria; tener un programa especial para dar empleo a los que egresan de las cárceles para evitar su reincidencia en el delito.
Lo que se hace muy necesario es restablecer un sistema nacional de planificación, nacional, regional y sectorial en que se integren profesionales experimentados con visión de estadistas, que parta sistema que parta con profundos diagnósticos de la realidad nacional, del análisis de los más graves problemas y de la identificación de sus posibles causas. Estudiar sus prognosis, es decir a dónde vamos si no actuamos en forma distinta al pasado.
El sistema debe ser esencialmente asesor, dar recomendaciones de los que al país le es conveniente hacer.
Un tema especialmente importante es el de contribuir a llevar al país al empleo pleno y a una mejor distribución de los ingresos.
Insisto en la conveniencia de recrear una CORFO como la que existió en el pasado, creación especialmente alentada por el terremoto de 1939 y que tanto sirvió para enfrentar las grandes catástrofes de los sismos de 1960. Esta nueva CORFO debiera contribuir al restablecimiento en Chile de la industria manufacturera.