Medicina natural, actualidad y economía

Valor del dolar y su inestabilidad. Necesidad de una política de Estado

Bajo valor del dólar y su inestabilidad. Chile requiere una política de Estado para esto y para varias otras materias.

Rolando Chateauneuf
Enero de 2007


Hay preocupación reciente en Chile por dos indicadores que están señalando luz roja: el bajo crecimiento económico a tasas decrecientes y los estabilizados altos desempleos y subempleos, con riesgos de incrementarse y que ya parecen mostrar características estructurales. Estos últimos meses se captan algunas recuperaciones pero al parecer descansando bastante en el aumento del consumo privado, basado en grado importante en el aumento del endeudamiento principalmente comercial; esto es un factor de crecimiento pero que como tal se va agotando.

Nuestro país es uno de los más relacionados con los mercados externos. Somos productores especializados que mucho exportamos y también, mucho importamos. Tradicionalmente fueron primero los productos mineros y esencialmente el salitre, siendo el único país del mundo que disponía de este recurso, hasta que aparece el nitrato sintético y nos origina una seria crisis. Después se nos hace sentir la presencia del cobre que marca fuertes oscilaciones en los mercados internacionales que afecta nuestra economía, con periodos de auge y de recesión; su precio no sólo repercute en las disponibilidades de divisas sino que también los ingresos fiscales.

Ha sido interesante observar cómo el país ha impulsado producciones de exportación en actividades para las que poseemos ventajas comparativas. Aquí cabe destacar a la fruticultura, a la actividad forestal dependiente principalmente de plantaciones (bosques artificiales), el salmón y los vinos. Todas estas producciones están basadas en recursos renovables que poco contaminan, como excepción puede señalarse que lo hacen algunas plantas de celulosa, lo que se espera superar. Contrasta esto con la actividad minera contaminante de tierras, aire y aguas – interiores y mares. La minería a su vez se ve más afectada por las crisis internacionales y por otra parte, una vez que la mina se agota, quedan los pueblos abandonados, los cesantes, el transporte y los puertos afectados por la desaparición de producciones transportables y exportables.

Además la gran minería con sus altas rentabilidades, su potencial económico y sus influencias políticas, esquilma las disponibilidades de agua, afectando a las agriculturas locales asociadas a situaciones de pobreza; hasta se llega a deteriorar o matar el paisaje.
Sus contaminaciones marinas comprometen las actividades de los pescadores artesanales
por el daño ocasionado en la fauna costera.

Asociado a que el país es comparativamente un gran exportador, también lo es un importador importante; tiene fuerte dependencia externa de la colocación de sus exportaciones y de la gama amplia de productos que debe importar. Un bajo valor de la divisa castiga a los exportadores y estimula las importaciones que dañan a la producción nacional.

Lamentablemente el bajo valor del dólar afecta especialmente a la pequeña empresa, que no tiene capacidad financiera para enfrentar sus caídas de precios y sus pérdidas. La gran empresa tiene mayor capacidad de defensa, como para esperar que el ciclo invierta sus fases depresivas.

La crisis de los primeros años de los 80 consecuencia de la abundancia de los llamados petrodólares en los mercados financieros internacionales, especialmente privados, asociado al dólar rígido de $ 39 pesos por casi tres años, y la apertura indiscriminada a los movimientos financieros con el exterior. Estos procesos motivaron un irracional endeudamiento externo especialmente del sector privado, causado en parte importante por una política monetaria y financiera que generó altísimos intereses reales. Para la banca comercial era gran negocio endeudarse con el exterior en dólares para ser convertidos en moneda nacional y prestados a tasas de interés que triplicaban las que debía pagar al exterior.

Es conveniente recordar que el Banco Chile la semana anterior a la devaluación del 15 de junio de 1982, había recibido un crédito del exterior nada menos que por doscientos millones de dólares. El Banco Central para mantener la paridad en los $ 39 por dólar, debía comprar todo el excedente de oferta de divisas y los bancos fomentaban el endeudamiento interno, especialmente en dólares.

No debe olvidarse que personeros del Gobierno responsables de las políticas monetarias y cambiarias aseguraban que la paridad a $ 39 se mantendrían por lo menos por diez años.

Quisiera contar dos casos de personas afectadas en forma distinta por la devaluación y las políticas de endeudamiento fomentadas en la época. Un proveedor de semilla de papas que tenía un puesto cercano a la Vega Central de Santiago, me contó que estaba quebrado. Tenía una deuda en moneda nacional con el Banco del Estado y lo convencieron que la transformara en deuda en dólares con más bajos interés y le aseguraron que si después la operación no le era favorable la retornaban a la situación original. Me mostró la carta del funcionario que se la entregó. Cuando hizo valer la carta para superar la situación presentada, el Banco le señaló que ese funcionario no estaba autorizado para asumir un compromiso de esa naturaleza.

Otro importante empresario molinero y de elaboración de alimentos concentrados, ya hombre mayor, tenía una elevada deuda en el mercado nacional en dólares, su hijo lo alentaba a mantenerla. Una amiga mía, ingeniero comercial, que era a su vez amiga de esa familia, en una oportunidad cercana a la crisis de la devaluación, recibió la consulta de ese empresario experimentado, dentro de una conversación en una reunión social, sobre qué pensaba de esa situación. Ella le manifestó su reserva. Frente a eso, el empresario experimentado y mayor, que se ve que ya tenía sus dudas, desoyendo los consejos de su hijo, convirtió su deuda a moneda nacional. No sé si con ello impidió la quiebra de su empresa, pero por lo menos, evitó incurrir en considerables pérdidas.

Yendo más atrás, recuerdo una conversación con un hombre mayor residente en una casa de ancianos de una colonia extranjera. Esta persona vestía muy bien y con trajes antiguos. Él me contaba que era corredor de la Bolsa de Comercio en al época del Gobierno de Alessandri, previo a la devaluación que efectuó ese gobierno. Tenía operaciones importantes en dólares, temía a la devaluación ya que veía que otros corredores e inversionistas financieros compraban y compraban dólares; frente a consultas a personeros de gobierno, le aseguraron que no habría devaluación. Ésta se produjo, él se arruinó y se tuvo que ir a vivir en una casa de ancianos; esta conversación debe haber sido el año 1976, unos catorce años después del inicio de las devaluaciones de Alessandri iniciadas en octubre de 1962.

Si se revisan las cifras de la Balanza de Pagos chilena de esos años previos a la explosión de la crisis, las de los años 1979, 1980 y 1981, se observa que a pesar de los fuertes déficit en las Balanzas Comerciales, el país incrementaba sus reservas como consecuencia del endeudamiento bancario y privado con el exterior superaban con creces esos déficit de Balanza Comercial y de Cuenta Corriente. De no haber existido el dólar fijado a $ 39, generado por la compra de divisas por el Banco Central, la divisa hubiera bajado de ese ya bajo valor.

La crisis del dólar a $ 39 en grado importante se produce por las reducciones de los aranceles y la liberalidad en las importaciones. A su vez ese bajo dólar se produce por la abundancia de liquidez en el mundo, proveniente de los petrodólares.

Lo que podría llamarse la crisis del dólar del 2006 es consecuencia de una causa algo distinta, de la abundancia de dólares disponibles en Chile motivada principalmente por los precios extraordinarios a los que ha llegado el cobre y el molibdeno y la carencia de una política cambiaria estabilizadora. En grado importante a mi juicio el problema nace de la falta de importancia que los economistas de Gobierno y especialmente los directores del Banco Central le han dado al valor de la divisa y en general al desarrollo de la economía, al empleo y a una mejor distribución del ingreso. Han primado las metas de estabilización de la inflación y el liberalismo económico, por sobre la búsqueda de un mayor desarrollo sostenido económico y social.

La crisis cambiaria de 1982 correspondió al término de un proceso de deterioro de la economía nacional, no totalmente captada por los de entonces indicadores macroeconómicos. Mientras caían las producciones de bienes transables, las actividades comerciales y financieras se incrementaban. También la construcción estaba en un auge poco sólido. El proceso de retroceso económico venía desde 1975 en que cae el producto bruto per cápita en más de un 14 % y el desempleo se eleva de un 4,6 % en 1974, a 9,7 % en 1975 y a 16,2% en 1975.

En 1982 el desempleo se duplica con respecto al año anterior y llega a un 22,1 % . Los años siguiente mantienen elevados desempleos: 1983, 22,2 %; 1984, 19,2% y 1985, 16,4%. El producto geográfico per cápita desciende en 1982 en un 14,1 % y en 1983 en un 4,0 %. La crisis de comienzos de los años 80 es la más sería que enfrenta Chile desde la famosa crisis internacional de inicios de los años 30.

Debe tenerse presente que mientras Chile y América Latina muestran retrocesos en los años 80, el resto del mundo mostró un importante crecimiento. Fue sin dudas América Latina y algunos países de ella los más afectados por el sobre endeudamiento externo. Se destacan las crisis de Chile, Argentina y Costa Rica, que más se abrieron al endeudamiento con el exterior.

La agricultura chilena fue seriamente afectada por la congelación por casi tres años del dólar a $ 39 y la apertura indiscriminada al exterior. La producción de trigo se redujo a un 30 %, la de remolacha a un 50 % y la producción de oleaginosas casi desapareció, lo poco que se produjo, menos del 10 % del consumo, provino principalmente de la pepa de uva.
La agricultura, al igual que varias otras actividades, quedó seriamente endeudada y con muchas empresas quebradas. Se destaca la gran crisis bancaria y la de la construcción, como también la que se presentó en amplios sectores de la industria.

Digno de destacar fue la recuperación de la agricultura. La devaluación, las bandas de precios, las nuevas políticas crediticias del Banco del Estado con garantías prendarias, la creación de COTRISA y el gran esfuerzo de transferencia tecnológica, contribuyeron a su recuperación y fuerte crecimiento y a un mejoramiento notable de la productividad de la tierra. Cabe destacar los notables mejoramiento de los rendimientos en los diferentes cultivos. En trigo se llegó a producciones superiores a nuestra demanda interna, lo que no sucedía desde los años 40 del siglo pasado. Las políticas impulsadas por el entonces Ministro de Agricultura Jorge Prado deben merecer especial reconocimiento de la agricultura nacional.

Es interesante ver el efecto de una buena política agrícola en el mejoramiento de la producción y la productividad en períodos relativamente cortos.
Tipos de cambios

Chile ha tenido una amplia experiencia en tipos de cambios y en políticas relacionadas con el comercio exterior. Hasta los comienzos de los años 60 del siglo pasado, el comercio exterior estaba fuertemente influido por las políticas cambiarias, las arancelarias y otras políticas que afectaban nuestro comercio exterior. Así se dispuso la existencia de dólares diferenciales, con montos distintos para diferentes importaciones y exportaciones. Las exportaciones mineras tradicionales recibían un dólar retorno muy bajo; con esos valores se importaban productos de primera necesidad que no se producían en Chile.

A mediados de los años 50 se importaba con ese bajo dólar tanto el azúcar cruda para ser refinada en plantas existentes en zonas portuarias (Viña del Mar y Penco) y el aceite o materias primas para estas producciones oleaginosas. En 1956 un estudio de precios internacionales mostraba que Chile tenía uno de los precios más bajos del mundo para la azúcar refinada; en nuestro país se subutilizaba el azúcar en la alimentación. Se echaban varias cucharadas demás en las tazas, quedando parte importante en el fondo, sin uso y desperdiciada por el lavado posterior de la loza. Con la aparición de la producción de IANSA se cambió la política.

Algo parecido se hizo con el apoyo a la producción de aceite, con la interesante experiencia de COMARSA. Se fomentaba la producción nacional y los déficits se cubrían con importaciones, para ser distribuida a las industrias aceiteras nacionales en la proporción en que las empresas habían comprado materia prima nacional. El trigo era importado por organizaciones del Estado, como INECONA y después por la Empresa de Comercio Agrícola (ECA), que distribuía el producto importado en los molinos nacionales en proporción a lo que ellos habían adquirido a productores nacionales. Los precios agrícolas en alta proporción eran independientes de los precios internacionales y del valor del dólar.

La remolacha la impulsó CORFO no tanto para producir azúcar nacional, sino que principalmente para apoyar a la agricultura asociada a la ganadería intensiva, especialmente lechera; estimulaba las economía locales con sus grandes plantas, los cultivos intensivos, el transporte de grandes volúmenes, las vías camineras y las generaciones de mayores empleos agrícolas con mejores distribuciones a lo largo del año. Contribuía a desarrollar las ciudades intermedias donde se localizaban las plantas y a descongestionar la concentración industrial nacional en Santiago, en Concepción y en entonces en Valparaíso-Viña del Mar.

En cuanto al tema de los dólares diferenciales, recuerdo que en una oportunidad la partida de un barco cargado de manzanas en Valparaíso, dependía del dólar que se le asignara a su retorno. Así era de incierto el sistema.

Junto con el dólar como elemento para afectar el comercio exterior y estimular producciones nacionales (había por ejemplo el dólar vinero). Se tenían importaciones prohibidas y aranceles diferenciados; también fue usado el sistema de depósitos previos para encarecer los costos de las importaciones, que a veces llegaban a impedir determinadas importaciones, cuando al importador se le obligaba por varios meses depositar en el Banco Central montos de varias veces el costo primario del producto importado.

Con la incorporación de Chile al Tratado de Montevideo, para la integración comercial latinoamericana, el país, como todos los integrantes del Tratado, debieron transformar todas las restricciones para importar en aranceles ad valores, para así empezar un programa de reducción arancelaria de manera que en diez años se llegase a tener gran parte del comercio regional sin aranceles. Sólo se pudo avanzar en negociaciones tres años, cuando se agotó la posibilidad de seguir reduciendo aranceles en las metas establecidas; al evaluarse resultados se captó que los grandes beneficiados con el proceso de integración basado principalmente en un comercio más liberal, eran las grandes potencias económicas de la época: Brasil, México y Argentina. De ahí se ve la necesidad de los pactos subregionales como el Pacto Andino o Acuerdo de Cartagena, del cual Chile fue un gran impulsor.

Debe recordarse que en estos acuerdos o pactos existían cláusulas de salvaguardia para los productos agrícolas. Éstas estaban consideradas en el Tratado de Montevideo como también en el Acuerdo de Cartagena. Ha sido tradicional en el mundo entero que la agricultura sea en cierto modo un obstáculo en los procesos de integración, en los que tomaban mayor importancia las producciones industriales. Las grandes potencias se han caracterizado siempre por proteger sus agriculturas y eso lo hacen sentir en las negociaciones internacionales; tenemos recientemente la experiencias en las negociaciones con Japón..

Chile debió retirarse del Pacto Andino en 1975, por su política económica orientada a rebajas de aranceles, de no respetar los aranceles altos comprometidos frente a terceros países y con la política de apertura al ingreso de capitales extranjeros, incluso destinados a comprar empresas existentes. El Pacto Andino con su Decisión 24 ponía una serie de limitaciones al ingreso de capitales extranjeros, para tratar de que los beneficios de la integración favoreciesen preferentemente a los inversionistas nacionales y regionales.

El Gobierno de Jorge Alessandri, en su esfuerzo por reducir las presiones inflacionaria, establece a principios de 1959 el reemplazo del peso por el escudo, dividiéndolo por mil y establece una relación fija del escudo con el dólar de 1,05 escudos por dólar la que perdura hasta octubre de 1962, en que debe devaluar, después de haber mantenido una paridad por más de 3 años y medio. Fue un período de baja inflación; en dos años de ese lapso se tuvo inflación de un dígito; sólo vuelve aparecer la inflación de un dígito en 1981, con la fuerte crisis económica y el alto desempleo. Con la devaluación de Alessandri de octubre de 1962 se inicia un aumento de valor de la divisa (devaluación del escudo) hasta que se congela desde fines de Gobierno de Frei Montalva julio de 1970 hasta noviembre de 1971 en el Gobierno de Allende.

Cuando el valor de la divisa se congela, frente a un proceso inflacionario interno, se producen desajustes paulatinos que van generando problemas crecientes, hasta que se tiene que devaluar. En torno a las devaluaciones se generan presiones inflacionarias, grandes especulaciones y los que disponen de información privilegiadas, obtienen suculentos beneficios. Famosa fue la actuación de Hugo Rosende aprovechando su cercanía al Presidente Alessandri, que hace desviar depósitos de la Polla Chilena de Beneficiencia desde el Banco del Estado al Banco Israelita; con ello logran hacer una cuantiosa operación aprovechando la información privilegiada obtenida por su cercanía al Presidente. Con los depósitos de los fondos de la Polla en el Banco Israelita, éste consigue una alta liquidez con la cual adquieren dólares, deshaciendo la operación al día siguiente. Fue una acción vergonzosa, desgraciadamente conocida por muy pocas personas. Originó el repudio del Presidente al hombre hasta entonces de su confianza; pero puede ser criticable que el hecho no llegara a la justicia ordinaria.

La congelación del dólar y la fuerte intervención en la economía durante el Gobierno de Allende, generó entre otros aspectos un mercado negro del dólar, el que llegó a valores superiores a veinte veces el cambio oficial. Recuerdo que en esa época más crítica, yo era jefe de departamento en la CORFO, tenía un sueldo equivalente a 40 dólares del mercado negro. En una oportunidad mi esposa gastó el equivalente a la mitad de mi sueldo para comprar un billete de 20 dólares. Poco antes del Golpe Militar un colega amigo compró una propiedad de unas veinte hectáreas con una buena casa, con viña y piscina, si no mal recuerdo en menos de US $ 600; los amigos le decían cómo gastas dólares en hacer una compra de esa naturaleza. El decía, esta plata la obtuve de una comisión y no me importaba perderla.

Al poco tiempo se produce el Golpe Militar y la situación cambió totalmente, desapareciendo el dólar del mercado negro, como también los mercados negros para muchos otros productos.

El dólar generalmente ha estado asociado a la inflación. Conviene recordar que entre el último año del Gobierno de Allende y el inicio del de la Junta Gobierno, se observó una inflación del orden del 1.000 %, de acuerdo al IPM. Por el IPC fue menor ya que éste estuvo alterado en el orden de un 50 %. La inflación histórica más alta la habíamos tenido durante el Gobierno del General Ibáñez que llegó al 84 % el año 1955. No es extraño oír planteamientos en torno a que si devalúa, se genera una inflación que motiva que nuevamente se tenga más adelante una crisis similar a la inicial. Pero las devaluaciones se hacen necesarias.

El Gobierno militar en sus primeros años mantuvo un valor real del dólar, a base de su reajuste que seguía el IPC. Esta política facilitó entre otras medidas una importante recuperación económica pero con tendencia a mantener los ritmos inflacionarios. Una de esas razones para reducir la inflación fue congelar el dólar en $ 39 a partir de julio de 1979 hasta junio de 1982. Fueron casi tres años

Puede ser conveniente analizar la inflación durante los primeros años del Gobierno Militar. A pesar de ser un gobierno autoritario, no pudo detenerla en forma rápida, tuvo que hacerlo paulatinamente. Según el IPC las inflaciones anuales fueron:

Año 1973 508 % Diciembre a diciembre
74 376
75 341
76 174
77 64
78 30
79 39 julio 79 dólar a $ 39
80 31
81 9,5
82 21 junio 82 dólar a $ 43
83 23
A partir de la devaluación de 1982 se modifica el sistema de cambio fijo, en 1983 se establece un reajuste diario de acuerdo a la variación de la UF(ver Cuadro 1) En 1984 se tiene que hacer una nueva devaluación y empieza a aplicarse un sistema de banda de precios de manera que el Banco Central sólo actúe comprando o vendiendo cuando se llega a los extremos de la banda; ésta fue paulatinamente ampliándose hasta finalmente llegar al sistema actual de libre determinación por el mercado, muy sensible a las especulaciones, a expectativas y a las abundancias o escaseces del dólar. Los precios del cobre y del petróleo pasan a ser factores importantes que afectan el valor de la divisa.

Debe tenerse presente la incapacidad que ha tenido el Banco Central para llevar adelante una política de precios del dólar de mediano y largo plazo. Por ello debió ir cambiando los niveles del dólar de referencia o de acuerdo y la magnitud de la banda.

Algo parecido le sucedió al Fondo Monetario Internacional (FMI), frente a la llamada crisis asiática en que debió auxiliar a varios países con serios problemas de balanza de pagos y de disponibilidades de divisas. Llegó entonces a agotar sus recursos y para después quedar sensiblemente reducidos y dependientes especialmente de los que le aportase EE.UU. Las fuerzas del mercado, cuando toman intensidad, son difíciles de controlar.

 

 

Cuadro 1. HISTORIAL DEL TIPO DE CAMBIO
(entre 1982 y 1998)

Junio de 1982:
Se modifica el esquema de cambio fijo. El peso pasa de $ 39 por dólar a $ 46,46 al 30 de junio de 1982.

Marzo de 1983:
Se decreta que el tipo de cambio se ajuste diariamente de acuerdo a la variación de la Unidad de Fomento. En la práctica vuelve a operar como fijo.

Septiembre de 1984:
Caída del precio del cobre, alza en tasas de interés internacionales y baja en los ingresos fiscales obliga a devaluar el peso en 23,65% . Se fija en $ 115 por dólar.

1984:
Se instaura la banda de flotación del tipo de cambio con una amplitud de +/- 0,5% .

Junio de 1985:
Etapa de ajuste recesivo comienza a llegar a su fin. El mismo año se amplía la banda de flotación del tipo de cambio a +/- 2% abriéndose la posibilidad de una política monetaria activa.

1988:
Se amplía la banda cambiaria a +/- 3,0% .

1989:
Se amplía la banda cambiaria a +/- 5,0 % .

Enero de 1992:
Banda de flotación se amplía a 10% y se reduce valor del dólar acuerdo en 5%. El peso se fortalece.

Noviembre de 1994:
Se establece un nuevo valor para la canasta referencial de monedas, lo que se traduce en una reducción de 9,66% en el valor del tipo de cambio acuerdo.

Enero de 1997:
Se amplía la banda de flotación del dólar a +/- 12,5% y se aumenta la ponderación del dólar frente al yen y al marco en la canasta de monedas. Se revalúa 4% el dólar acuerdo.

Junio de 1998:
Se reduce la banda de flotación del dólar a una banda asimétrica con un 2% por encima del dólar acuerdo y de 3,5% por debajo. Asimismo, se eliminó el ajuste del 2,0% anual fijo que se aplicaba al cálculo del dólar acuerdo.

Septiembre de 1998:
Se deja una banda simétrica de 3,5% por sobre y por debajo del tipo de cambio acuerdo. Además se proyecta una ampliación progresiva y diaria de esta banda hasta alcanzar el 31 de diciembre de este año un 5% por sobre y por debajo del tipo de cambio acuerdo.
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A partir de la devaluación de 1982 se modifica el sistema de cambio fijo, en 1983 se establece un reajuste diario de acuerdo a la variación de la UF(ver Cuadro 1) En 1984 se tiene que hacer una nueva devaluación y empieza a aplicarse un sistema de banda de precios de manera que el Banco Central sólo actúe comprando o vendiendo cuando se llega a los extremos de la banda; ésta fue paulatinamente ampliándose hasta finalmente llegar al sistema actual de libre determinación por el mercado, muy sensible a las especulaciones, a expectativas y a las abundancias o escaseces del dólar. Los precios del cobre y del petróleo pasan a ser factores importantes que afectan el valor de la divisa.
Fuente. El Mercurio. 17 de septiembre de 1998. (Economía y Negocios).

Una apreciación del pensamiento del Banco Central puede obtenerse de lo que su presidente, Vitorio Corbo L. señalaba el 16 de marzo de 2005 en un desayuno organizado por la Cámara Chileno-Británica de Comercio al iniciar su exposición:

«El marco de política monetaria que Chile ha usado en los últimos años -metas de inflación con tipo de cambio flexible, apoyado por una sólida situación fiscal y un sistema financiero robusto, bien regulado y bien supervisado- ha permitido al país alcanzar y mantener una tasa de inflación baja y predecible, mejorar su capacidad de ajuste de ajuste a shocks externos y contribuir a crear un ambiente favorable al crecimiento».

En estas palabras queda reflejada la preponderancia de la preocupación por las
metas inflacionarias y la persistencia de un tipo de cambio flexible. Se capta también interés por el crecimiento, marginando temas como los del empleo y de una más justa distribución del ingreso.

Una política de Estado para el valor de la divisa, como tal no debe ser sólo responsabilidad del Banco Central.

Lo que es muy importante es lograr que se le dé la debida importancia al tema del valor del dólar. Hay poca conciencia de su importancia en quienes manejan la economía nacional. Poco se tienen en cuenta las experiencias históricas y la de países que han tenido un fuerte desarrollo en los últimos años como China y tiempo atrás Japón y en general los del oriente asiático.

Muy interesantes han sido los planteamientos de Felipe Lamarca en torno al desarrollo de Chile, sus crisis, al tema del dólar y a varias otras materias de importantes. A continuación se señalan temas relevantes que él planteó en su exposición en el seminario realizado en Santiago en mayo de 1999, en el que participaron distinguidas personalidades como Felipe González, César Gaviria, Ricardo Lagos y Fernando de la Rúa. Cabe destacar sus puntos de vista sobre el valor del dólar y su preocupación por los problemas humanos.
LA NECESIDAD DE UNA POLÍTICA DE PREVENCIÓN

Las crisis forman parte de la vida, tanto de las personas como de los países y del mundo. Y parece ser que la mejor fórmula para enfrentarlas es mantener una constante política de prevención, aspecto que resulta particularmente importante en el caso de los países pequeños como Chile.

Si se analiza lo ocurrido en Chile durante las crisis económicas de los años 62, 82 y 98, resulta evidente que no se hizo un trabajo de prevención. Basta mirar lo que ocurrió en la última, la de 1998. Se tenía información de cómo iba el mundo, de cómo se estaban deteriorando las cuentas externas. Sin embargo, durante todo el periodo 93 al 98 – es decir, durante 5 ó 6 años- se continuó con la política de dejar caer el cambio, tal como se hizo el 61, el 81 y también antes de esta última fecha. Esto a pesar de que para nadie era un misterio que Chile había sido exitoso porque había tenido un tipo de cambio alto.

No se previó que se estaba incubando un problema y continuó dejándose caer el tipo de cambio. En principio todo anduvo bien. Se importaron bienes muy baratos, se mejoraron los niveles de vida. Pero las cuentas externas fueron distanciándose y se creó un déficit bastante voluminoso. Y, obviamente, el país entró en la crisis del 98 con una gran debilidad en sus cuentas externas.

Y Chile tuvo que pagar el pecado de no haber sido previsor y no haber dicho: «Vamos a crecer razonablemente, a ser austeros, vamos a ahorrar; vamos a mantener un tipo de cambio que sea el pivote de la política macroeconómica, que haga que el país siga con sus cuentas sanas; que no sea vulnerable a las especulaciones ni que se lo clasifique mal porque no tiene cuentas sólidas».

Por esto, la mejor receta – la que es válida para la salud de las personas y para la salud económica de los países – es ser previsor. ¡Hay que mantener las grandes cuentas macroeconómicas siempre en orden, siempre ajustadas! Es lo que se hace en los hogares. Si no se hace, es la familia la que sufre los problemas. ¿Por qué no lo hacen los países? Porque se tientan cuando van bien, cuando pueden comprar más, cuando comienzan a tener un mejor nivel de consumo. Y se deja el dólar atrás, caen los niveles de ahorro, se pierde la austeridad, los gastos fiscales crecen más allá de lo necesario. En consecuencia, cuando estalla una crisis nos sorprende mal parados.

 

TENER CLAROS LOS CRITERIOS DE SOLUCIÓN

Lo segundo que se debería tener claro son los criterios de solución frente a las crisis. Porque éstas afectan a todos, provocan caídas en los niveles de vida, afectan los ingresos y los empleos. Siempre producirán algún daño al país a la gente. ¿Cuáles van a ser los criterios de solución que se aplicarán?. ¿Cómo se repartirá el daño que se produzca?. Esto debería ser explícito y claro.

Como criterio clave, se debiera tratar de que el perjuicio que sufra el país, ese menor ingreso, o menor nivel de actividad y de empleo, sea repartido lo más equitativamente posible, y asegurando que existan posibilidades de defensa para los más débiles, que son quienes sufren más si quedan cesantes.

Se requieren esclarecer los criterios de solución. En este sentido, por poner un ejemplo reciente, en la crisis que vivió Chile el año 1998. Los resultados habrían sido distintos si se hubiese optado por subir el tipo de cambio y ajustar vía precio, en vez de subir la tasa de interés y ajustar vía nivel de actividad, en definitiva, vía cantidad y empleo
.
Además, porque Chile es y debe seguir siendo un país fuertemente exportador, necesita un tipo de cambio alto
.
Entonces, al existir renuencia y lentitud a subir el tipo de cambio, pero es muy rápido para llevar tasas de interés al 14%-15%, sabiendo que eso es una medida generadora de desempleo fuerte, ciertamente se está tomando una decisión política y ética que afecta a los sectores más débiles del país. Y es una medida que se ha tomado de manera consciente. Absolutamente consciente.

De modo que se deben tener claros los criterios de solución, porque inevitablemente traen consecuencias económicas y políticas.

Entonces ¿cuáles son los criterios de solución? En lo personal, postulo desde un punto de vista valórico que el criterio de solución debe ser de la mayor equidad al momento de repartir los costos, cuidando a los sectores más desprotegidos.

En el caso señalado, habría sido obvio subir el tipo de cambio. De ese modo se mejoraban las exportaciones y bajaban las importaciones, en medio de un ambiente de baja demanda mundial y baja demanda interna, de modo que si eso se traspasaba a inflación el impacto era mínimo y eso aseguraba superar la crisis con niveles de desempleo mucho menores que los actuales.

Sin embargo, se optó por otra alternativa. Se optó por subir drásticamente la tasa de interés y lentamente el tipo de cambio, con las consecuencias ya conocidas.

¡No puede ser que a los 10 ó 20 kilómetros del centro de Santiago existan lugares en que se vive con altos niveles de inseguridad, de drogadicción, de violencia intrafamiliar, de alcoholismo, de deserción escolar, donde los padres no quieren que sus hijos vayan al colegio porque prefieren que vayan a pedir dinero a la calle; y de pandillas que van creciendo en agresividad!

Hay que solucionar las desigualdades humanas. Es un tema que se debe abordar, porque es un factor de inestabilidad para el crecimiento de Chile, para cualquier sistema o modelo de desarrollo que se dé el país.

 

BRINDAR ESTABILIDAD A LAS PERSONA

Otro aspecto es la estabilidad de las personas. A menudo se dice que el sistema de libre mercado o de sociedad de mercado que impera hoy en el mundo no hace feliz a la gente. Esta afirmación tiene como base la inestabilidad que afecta a las personas a partir de su rotación laboral, los cambios que afectan a las empresas, al hecho de que la innovación tecnológica hace que muchas cosas importantes cambien al mismo tiempo y con gran rapidez.

 

Evolución histórica del valor del dólar

De las cifras históricas puede observarse que su valor tiende siempre a subir; parece lógico en la medida que nuestra inflación ha sido tradicionalmente superior a la de EE UU. Excepciones a esta tendencia son el congelamiento a 1.051 escudos por dólar entre 1960 y 1962, a $ 39 entre mediados de 1979, el 80 y 81 y mediados de 1982. La caída en 95 y la gran inestabilidad de los últimos años con las fuertes caída en años reciente. La estabilidad nominal del dólar o su caída de valor se asocia a próximas crisis de la actividad económica, como bien se pueden apreciar por cifras estadísticas y por las opiniones de Lamarca.

Cabe hacer notar que las recientes instabilidades del valor del dólar no se habían observado desde 1960 a lo menos, salvo en el corto periodo de Gobierno de Allende, con sus anormalidades en el mercado negro.

El Cuadro siguiente muestra valores promedios anuales del dólar entre 1999 y el 2006
y los meses con valores extremos

Año Precio promedio anual Mes máximo Mes mínimo Dólar observado
1999 508,78 nov 543,71 ene 475,68
2000 539,49 dic 574,63 abr 504,38
2001 634,94 oct 708,10 feb 563,13
2002 688,94 oct 742,32 feb 663,26
2003 691,40 feb 745,21 dic 602,90
2004 609,53 jun 643,50 ene 573,64
2005 559,93 mar 586,48 dic 514,33
2006 530,28 jun 542,46 abr 517,33

Llama la atención al analizar estas cifras las marcadas inestabilidades. En promedios anuales se tiene un máximo en 2003 con un valor de $ 691,40 y los mínimos de $ 508,78 para 1999 y $ 530,28 para el 2006. Si se revisan los promedios mensuales, el máximo se tiene con $ 745,21 para febrero de 2003 y el mínimo de 514,33 para diciembre del 2005. Diciembre del 2006 queda con un valor de $ 517,33.

Las oscilaciones son realmente impresionantes si se considera que en general el país ha estado con estabilidad política y relativa estabilidad económica. Puede perfectamente calificarse como que Chile ha tenido una política económica irresponsable en torno al valor del dólar durante estos dos últimos gobiernos.

 

Caída de precio del dólar e inestabilidad.

Esta triste realidad se está viendo a pesar de las excelentes balanza comercial y balanza de pagos, derivadas principalmente de los altos precios de nuestras materias primas de exportación y muy en particular del cobre y del molibdeno, ambos provenientes de recursos de naturales no renovables. Estos recursos tienen precios oscilantes y además tarde o temprano se agotan o son sustituidos por otros productos.

Está aumentando día a día la idea entre los economistas de que el bajo valor del dólar está dañando a la economía chilena. Se suma a lo anterior su inestabilidad.

No puede olvidarse que no hace mucho el valor de la divisa bordeó los $ 750, hoy a penas supera los $ 530. Las inestabilidades, – como me recuerdo un sabio economista ya mayor me comentaba a principio de los 70, palabras que nunca he olvidado – , hacen más ricos a los ricos y más pobres a los pobres. Grandes fortunas se han formado a base de las inestabilidades económicas y políticas; los que tienen recursos y tienen información y poder, las aprovechan para sí. Eso es peor si la información es privilegiada. Es preocupante que las ventas de dólares que hace el Gobierno pueda generar ese tipo de información privilegiada para quienes quieran especular con el valor del dólar.

Podríamos preguntarnos ¿hasta dónde en el mundo se están fomentando las inestabilidades por minorías para obtener mayores poderes económicos e incluso políticos?.

La experiencia histórica, como bien con sabiduría lo señalaba hace algunos años atrás en un seminario internacional, el destacado economista, empresario y dirigente, Felipe Lamarca, que las fuertes crisis económicas se han producido en Chile pocos años después de la caída del valor de la divisa.

Quizás ya pocos recuerdan la crisis de comienzos de los años 80 a consecuencia de la abundancia en Chile de dólares provenientes del endeudamiento externo, derivado a su vez de la atractiva oferta de la banca privada internacional de los petrodólares. El Gobierno de la época, congeló por casi tres años el valor de la divisa en $ 39 pesos e incluso tuvo que comprar moneda extranjera para que el dólar no cayese más. Se generó una de las crisis económicas más grande que ha tenido el país, con caída del producto en más de un 14 % y con índices de desempleo no vistos desde la crisis de los años 30. Argentina con diez años de paridad de su peso con el dólar, tuvo daños incluso mayores; llegó a tener población hambrienta, violencia, deuda externa inmensa, etc. Después de las devaluaciones argentinas este país ha tenido un crecimiento económico espectacular.

Qué ha hecho China, país de un crecimiento espectacular sostenido ya por muchos años. Éste es un país con grandes políticas de Estado. Mantiene su conversión, no teme acumular dólares para alentar exportaciones y proteger su economía interna; los sabe usar. Las fuertes presiones externas no la aminoran a cambiar su política. Hoy es una de las economías que más ayuda a EE UU a financiar sus déficit internacionales.
.
El bajo valor del dólar desalienta o paraliza las exportaciones y las inversiones privadas y alienta las importaciones competitivas de productos, destruyendo empresas nacionales. Se suma a lo anterior, las rebajas de aranceles a tasas uniformes y muy bajas, reducidas aún más con la proliferación de tratados internacionales que nos dejan felices.

Cada día tenemos más productos importados, más baratos; más pequeñas y medianas empresas desaparecen; tenemos más subempleados y también se mantienen altas tasas de desempleo. Desgraciadamente el desempleo afecta más a la juventud, que se siente sin horizontes, con dañinas y progresivas consecuencias adversas sobre nuestra sociedad. La droga pasa a ser entre un consuelo y una fuente de generación de ingresos. La delincuencia se acentúa en número y en sus características de violencia especialmente cuando van asociadas a la dependencia de la droga.

La pequeña y mediana empresa manufacturera ha sido seriamente dañada. Ya casi no se produce en Chile calzado, la industria textil del pasado casi ha desaparecido.. Los agricultores, con justa razón se quejan de la situación.

Parte importante de las exportaciones continúan porque no queda otra cosa, continúan hasta la quiebra o hasta que las inversiones se agotan. La caída es lenta y persistente. Las recuperaciones aún son más lentas.

A mi juicio, en forma errada, autoridades de Gobierno piden a los empresarios que enfrenten esta realidad mejorando sus productividades. ¿Es realmente posible hacerlo para neutralizar caídas de las magnitudes como las observadas en los últimos años y cuando insumos, como la energía, llega a niveles de precios recores?

Por Dios que nos hace falta en Chile una Oficina Nacional de Planificación que haga continuos y profundos diagnósticos, con equipos estables y experimentados, que proponga a los niveles políticos, las políticas de Estado con sus programas respectivos, que tanto y en varias materias necesita hoy nuestro país. Energía, pleno empleo, saneamiento ambiental, educación en sus distintos niveles, política internacional, investigación tecnológica, desarrollo regional, equidad económica y social, son algunos temas que desde ya se requieren que sean abordados como política de Estado, con visión de llegar a una imagen objetivo futura de un país integralmente desarrollado.

Impresiona ver análisis como los que hace la prensa; el valor del dólar oscila en estrecha relación inversa con el precio del cobre. Como puede aceptarse que cuando un país tiene resultados tan positivos en sus macrocuentas externas que no sea capaz de generar una sana estabilidad interna, con expansiones que generen empleo y contribuyan a mejorar las tan desiguales distribuciones del ingreso, que se agudizan en Chile.

Titulares recientes de prensa deben hacer preocupar a los chilenos y especialmente a sus autoridades. Cobre no detiene su baja y arrastra al dólar a su nivel más alto desde agosto pasado. ¿Hasta cuando durará la caída en los precios del petróleo y del cobre?.(El Mercurio, 5 de enero de 2007).

Las inestabilidades del dólar y su posible pronta recuperación, pueden generar presiones inflacionarias importantes, por la estrecha relación de los precios internos con el nivel del dólar. Con las presiones inflacionarias no será posible que el Banco Central suba las tasas de intereses y como puede ellos afectar a ese aparente endeudamiento interno fomentado por el gran comercio concentrado en grandes empresas asociadas a los sistemas crediticios.
No podrá ello originar una caída de la demanda interna que frene nuestro crecimiento.

Estamos sin duda frente a incertidumbres.

________________

Nota final:
He preparado este documento como un aporte al debate que se pueda generar en el Foro Agrario propiciado por Facultad de Ciencias Agrícolas de la Universidad de Chile. Reúne inquietudes que he arrastrado por muchos años y que mi docencia en políticas económicas y agrícolas ya terminada, me motivó. Como siempre lo había señalado en mi docencia en Macroeconomía, que en el análisis de estos temas siempre hay juicios de valores que pueden generar análisis muy diferentes, como también diferentes conclusiones
e importancias de factores causales. También creo muy importante el análisis histórico de procesos económicos como también los análisis comparativos internacionales.

 

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7 comentarios

  1. Estimado Sr. Chateauneuf:

    Me permito felicitarlo por su interesante artículo. Comparto plenamente su análisis histórico y las consecuencias económicas generadas por la actual situación del tipo de cambio.

    El tipo de cambio debería ser una discusión vigente y una política de estado, en el que todos los actores deberían tener conciencia de su importancia y cómo está afectando el crecimiento del país.

    Chile, enfrentado a un mundo globalizado, es un mercado muy reducido en comparación con el resto del mundo. Por lo que los bienes y servicios de exportación, en un amplio espectro, deberían ser la base del crecimiento de nuestro país.

    El «precio» de los bienes y servicios del exportador está determinado por el tipo de cambio. En la actualidad su valor es un desincentivo.

    Conozco de algunas empresas que habiendo hecho un excelente desarrollo para exportar productos innovadores, no tradicionales y de alto valor agregado, están en proceso de revisión de término de su giro. Todo lo anterior por condiciones oscilantes y a la baja del tipo de cambio.

    Pienso que no existe concenso en nuestras autoridades económicas, economistas y personeros autorizados sobre la importancia y valoración del tipo de cambio. Creo que no han aprendido mucho de nuestra historia, ni de lo que ha ocurrido u ocurre en otros países que han adoptado una política distinta y que han generado un desarrollo sostenido.

    Aplican proteccionismo cuando la situación ya es demasiado tarde. Se crean políticas de limosna de pro-empleo para nuestros ciudadanos más pobres o, bien, se establecen aumentos en el gasto fiscal como el que ocurrirá en el año 2007, con una dudosa asignación de recursos.

    El crecimiento de Chile, considerando nuestra reducida masa crítica de habitantes y demanda interna, debiera efectuarse a través del proceso exportador. No solamente del cobre y recursos naturales, sino de un productos y servicios innovativos y de mayor valor agregado, que permitan cubrir las necesidades del mundo. Esa debería ser nuestra misión.

    Un cordial saludo a Ud.

  2. Estimado Rolando:
    Muy bueno el artículo.
    Tengo una duda: ¿Es posible que él dólar haya llegado a 1800 escudos en Julio de 1962, como dice la revista «Mensaje» en una crónica? Te agradeceré una respuesta a mi correo.
    Tú hablas en el artículo de 1.051 escudos por dólar entre 1960 y 1962…
    Atentos saludos.

  3. Estimado Miguel:

    Gracias por el favorable comentario.

    De acuerdo a Boletín del Banco Central de febrero de 1989, pag. 490,
    que tengo en mis manos, los valores del dólar fueron

    Dólar nominal del Mercado Bancario

    De enero de 1961 a setiembre 1962 1, 051 Escudos
    Octubre 1962 1, 286
    Noviembre 1, 414
    Diciembre 1, 545

    Enero 1963 1, 744
    Febrero 1, 805
    Marzo 1, 808
    Abril 1, 814
    Mayo 1, 822
    Junio 1, 840
    Julio 1, 848
    Agosto 1, 872

    Seguramente la Revista Mensaje en esa crónica confundió julio de 1962
    con julio de 1963.

    Atentamente
    Rolando Chateauneuf

  4. disculpe porfavor me podria enviar algun articulo sobre la quiebra reciente de alguna empresa por el desenso del dolar

  5. 16 de abril de 2008

    Hay varios casos en que el bajo valor de la divisa ha sido un factor que ha influido en el cierre de empresas importantes que han sido conocidos. Puede mencionarse el cierre y quiebra de Paños Bellavista de Tomé, sobre el cual en mi página web https://www.rochade.cl aparecen varios artículos. El cierre de esta empresa ha dejado a muchos obreros cesantes, en una comuna en la cual esta empresa era muy importante, comuna con alto nivel de desempleo.

    Un caso lamentable reciente fue el de Cerámicas Cordillera, que acaba de cerrar. Acompaño a continuación artículo que apareció en el diario digital http://www.elclarín.cl. El tema del bajo valor de la divisa pasa a ser un factor importante para el cierre, junto al alza del valor de la energía. Acompaño a continuación el artículo respectivo.

    Trabajadores de Cerámicas Cordillera darán la pelea
    escrito por Redacción
    viernes, 11 de abril de 2008
    Santiago.- El sindicato de trabajadores de Cerámicas Cordillera, ante el cierre de la industria, exige al conglomerado belga Ettex, propietarios de la empresa, pagar todos y cada uno de los derechos y beneficios a que están obligados por la ley, el contrato colectivo y los contratos individuales, comprometerse a recontratar los trabajadores en las otras empresas del mismo grupo y comprometerse a recontratarlos pagando sueldos dignos cuando decidan reabrir la producción de Cerámicas Cordillera. En tanto, el sindicato exige del Estado recursos para subsidiar los meses de cesantía y recursos para mejorar las condiciones jubilación y pensión.El sindicato haya responsabilidad del Estado en el cierre de la planta. “El modelo de economía abierta vigente en Chile fue impuesto a sangre y fuego por la dictadura militar y ha sido profundizado por los gobiernos civiles. Este modelo es el que permite que los grupos y empresas transnacionales se muevan de la forma en que hoy lo hace Ettex, a través de Pizarreño, su tentáculo en Chile”, señala un comunicado.En tanto, dice, los graves problemas de abastecimiento energético han sido resultado de una política de estado ineficiente y mal planificada.Por su parte, señala que “los problemas del precio del dólar se deben a las políticas monetarias del banco central, institución colmada de tecnócratas que siguen pensando que el mercado es perfecto y que no tienen conciencia de las personas que son afectadas por las decisiones que toman en sus modelos matemáticos”.Respecto al cierre, el sindicato de trabajadores tiene motivos para pensar que no será definitivo. “Tenemos razones para creer que no, la empresa tiene hoy día un patrimonio por más de $20.000 millones y sus dueños transnacionales no lo perderán así como así”.“En un par de años más los problemas de abastecimiento energético podrán estar resueltos con la apertura definitiva de las plantas gasificadoras y las diversas alternativas que puedan desarrollar para entonces. En ese mismo tiempo podrán volver a contratar a trabajadores con un precio mucho más bajo que el que ahora nosotros representamos”.“Esa es la forma en que operan las empresas transnacionales en economías abiertas como la nuestra, los capitales se mueven de un lado a otro buscando mejorar su ganancia, sin importarles el desarrollo de los países donde se instalan, donde menos aún le importan los rostros y familias de las personas que le venden su fuerza de trabajo y su conocimiento.Así ha actuado el Grupo Ettex en este caso. Esta determinación fue tomada en Bélgica, sin importar a quienes afecta, siendo materializada en Chile por sus representantes”, señala el comunicado.

    El cierre reciente de una de las principales plantas productoras de salmones, junto con la contaminación del proceso, se da como factor el bajo valor de la divisa.

    Debe tenerse presente que el bajo valor de la divisa afecta los ingresos de las exportaciones, como también el algunos casos abarata el costo de productos importados que compiten con la empresa, como son los casos de Cerámica Cordillera y de Bellavista Tomé.

    Muchas otras pequeñas y medianas empresas habrían debido de cerrar, como otras, especialmente en la fruticultura, han paralizado inversiones y están arrancando plantaciones.

    Atentamente

    Rolando Chateauneuf

  6. perdona la ignorancia, pero es parte de una polemica que debo sanjar ¿en que afecta hoy la compra de dolares díaria que hace el B. Central en el precio del dolar, cuando tenemos un dolar a $450?. O en otras palabras ¿la compra de dolares del B. C. aumenta el precio del dolar o evita que se dispare su precio?. Gracias.

    Atte.
    Juan Carrasco

  7. Estimado Juan:

    Referente al efecto de las compras del Banco Centra de dólares,
    no cabe duda que estas operaciones hacen subir el valor de la
    divisa.Las autoridades del Banco han señalado que las compras las
    harían para aumentar sus reservas, como prevensión de situaciones
    futuras.
    Anunciaron los montos que iban a comprar y el periodo en que estas
    adquisiciones se iban a hacer; es importante que esto se haya hecho
    así.
    No comparto la política cambiaria que han llevado el Gobierno y el
    Banco Central en cuanto a no darle estabilidad al valor de la divisa
    en niveles adecuados a nuestra realidad con visión no sólo de corto
    plazo. El dólar cayó a muy bajos niveles en perjuicio de los procesos
    productivos, que tanta importancia tiene en la generación de empleo.
    Además del bajo nivel se han presentados fuertes oscilaciones que dan
    inestabilidad a toda la actividad económica. Los precios
    extraordinarios a los que llegó el cobre, han contribuido a la baja
    del valor de la divisa. Ahora que el precio del cobre cae, vemos con
    preocupación que el dólar sube y así suben también muchos precios de
    productos importados como también de otros afectados por aumentos de
    precios de los insumos.

    Creo que el incremento del desempleo y las bajas tasas de
    crecimiento de la economía, son los efectos retardados y esperados de
    una mala política cambiaria. El daño ya está hecho y sus efectos
    perjudiciales se pueden ver acrecentados.

    Atentamente

    Rolando Chateauneuf

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